Prólogo
Estaba sentado en la orilla de su cama, quitándose la
camiseta frente al espejo, lo hizo lentamente, le gustaba su aspecto en ese
lapso de tiempo en el que su torso quedaba medio descubierto, siempre se
desnudaba mirándose al espejo, su propio cuerpo le parecía muy erótico. Colocó
la camisa en la orilla, sin evitar que su vista periférica siguiera sus
movimientos reflejados, pasó la mano por su cabello solo por tener un pretexto
para visualizar ese pequeño músculo que se le formaba al doblar el brazo, él estaba
consciente de que cada parte de su
cuerpo estaba marcado por finas líneas y hendiduras que hacían notar el
esfuerzo físico al que se sometía todos los días, a pesar de ser extremadamente
delgado no había lugar para la flacidez.
Se paró de pronto, bajó sus pantalones y los dejó junto a su
otra prenda, le gustaba como le quedaban esos boxers eran ajustados y
resaltaban el bulto de su entrepierna, en ese estado sacó su toalla y la ropa
que se pondría, todo lo hizo como si pusiera mucha atención a lo que estaba
haciendo pero en realidad estaba pendiente de cada uno de sus propios
movimientos, lo hacía casi con parsimonia, esos bóxer definitivamente lo hacían
sentir el hombre más sexy sobre el planeta, inflaban su ego, le traían unas
enormes ganas de follar.
Abrió cuidadosamente la puerta de su habitación, su familia
había salido a hacer las compras pero quería asegurarse que de verdad estaba
solo, esperó unos momentos bajo el umbral y al no escuchar ningún tipo de ruido
decidió salir al pasillo con toalla en mano, se quitó ahí mismo la última
prenda que traía sobre el cuerpo, la arrojó dentro de la habitación y caminó
hacia el baño completamente desnudo, lo hacía porque aumentaba su lívido, pero
se preguntaba por qué nunca había logrado quedar satisfecho, se atrevería
a asegurar que su mano le daba mas
placer que cualquier mujer que había tenido la dicha de caer en sus manos.
Tal vez le faltaba conocer el amor para experimentar el
verdadero placer, aunque no era un sentimiento que le interesara mucho conocer,
siempre había estado totalmente a gusto sin compartir vida sentimental con
alguien, de todos modos nunca le faltaba compañía ni actividades con las cuales
entretenerse.
Entró al cuarto de baño en donde miró largamente el reflejo
de su cara, sus ojos se percibían a si mismos mas penetrantes, recorrió sus
facciones lentamente, le gustaban sus labios, sus cejas, sus ojos y las líneas
que se dibujaban cerca de su boca al sonreír, definitivamente se consideraba un
hombre guapo.
Se metió a la bañera, las sales relajantes y las aromáticas
causaban adormecimiento gracias a la alta temperatura que se esparcía en forma de vapor
por todo el cuarto, cerró los ojos al
momento que una pequeña sonrisa se formaba en su rostro, soltó un suspiro muy
parecido a un gemido y arqueó su espalda, le encantaba hacer eso en la bañera,
lo hacía sentir libre.
Media hora mas tarde Yuri salió del baño con la toalla
enrollada en el cuerpo y se dirigió hacia su habitación donde se secó delicadamente,
finalmente se descubrió para ponerse crema en todo el cuerpo, tomó la camisa
que había sacado previamente y despidiéndose de la agradable vista de su cuerpo
desnudo se la colocó, se puso también un pantalón gris y zapatos negros, podía
pasarse horas arreglándose pero no había tiempo esa vez, se peinó como mejor
pudo con la secadora ya que era bastante impaciente para aquellas cosas.
Su celular sonó sobresaltándolo, el timbre había interrumpido
un pensamiento, era Takaki quien ya se encontraba fuera de la casa del
muchacho, éste tomó sus llaves y su cartera, los metió al bolsillo de su
pantalón y se marchó.
Estaban los 9 reunidos en un karaoke, hacía unos días que
Ryutaro se había ido al extranjero. Se estaba divirtiendo bastante, todos se
conocían de años, podían hablar de cosas triviales y reírse de las mismas
aunque no causaran gracia, tenían esa dinámica tan familiar entre todos que lo
aburrido era divertido con ellos. De pronto la puerta se abrió, era Inoo quien
había salido hacía media hora, pero al parecer no regresaba solo, venía
acompañado de tres chicas, una era del tipo kawaii y las otras dos parecían un
prototipo de pies a cabeza de una mujer fatal. Yuri hizo una mueca de fastidio
que poco intentó ocultar, pero no diría nada, algunos de sus compañeros se
mostraban emocionados por la presencia de aquellas mujeres.
Tenían esas piernas que aunque no tuvieran mucha carne parecían
flácidas, él sabía que probablemente ellas hicieran mucho ejercicio y por lo
tanto los músculos firmes, pero no podía
evitar pensar que no le gustaban ese tipo de piernas, miró sus hombros, sus
blusas no dejaban ver mucho pero pudo notar que sus clavículas se marcaban
incluso en la ropa lo cual agradó al muchacho, pero su espalda, sus hombros, no
le provocaban ningún tipo de excitación como seguramente si a sus compañeros,
tal vez un poco mas marcadas de músculos… pero no, eso no sería femenino, de
hecho demasiado masculino y eso le asustó de sobremanera cuando no pudo evitar
pensar en la espalda bien trabajada de Yuto, o en las abdominales de Yama-chan.